¿Qué está pasando en la sanidad pública gallega?...por Pilar Rego

Artigo extraído de Xornal.com

Dice Isabel G. Caballero en un reportaje sobre la sanidad en la comunidad de Madrid que “el caos está servido y la sanidad pública madrileña herida de muerte”, pues bien esta afirmación puede extrapolarse sin ningún género de dudas a otra comunidad, curiosamente también gobernada por el PP: la comunidad gallega.

Al tándem Aguirre-Güemes hay que añadirle el formado por Feijóo, presidente de la Xunta de Galicia, y Farjas, Conselleira de Sanidade. La carrera de ambos equipos en pos de la privatización sanitaria corre pareja lo mismo que el recorte de fondos de las infraestructuras sanitarias.

Cuando la sanidad pública se ve abocada a la gestión privada se recortan gastos, se reduce personal, se desatiende a los pacientes, se pone en peligro sus vidas...

Hay preguntas cuyas respuestas las conocemos de antemano:

- ¿Prima el negocio por encima de la salud?

- ¿Con qué medios cuentan los hospitales que pasan a manos privadas?

- ¿Se contrata a profesionales con la cualificación adecuada e imprescindible?

- ¿Qué criterios siguen para hacer cumplir sus protocolos de actuación?

Las comunidades de referencia para la sanidad gallega son ¡Madrid y Valencia!, las dos comunidades con mayor deterioro de la sanidad pública y en las que los límites entre negocio y prestación sanitaria no están delimitados. Un claro ejemplo de ello son las Fundaciones Sanitarias ideadas por el PP gallego, un eficaz sistema para intentar eludir los controles públicos y lograr un notable incremento de la flexibilidad y precariedad laborales. En el año 2000 el Gobierno que presidía Aznar aprobó el reglamento de las Fundaciones Sanitarias Públicas, reglamento que contó con la oposición absoluta de sindicatos y organizaciones sindicales, llegando a convocarse una gran manifestación convocada por la Plataforma en Defensa de la Sanidad Pública. En Galicia Feijóo durante su etapa como vicepresidente del último mandato de Fraga fue el impulsor de las fundaciones para gestionar los centros privados; el resultado es de todos conocido: menor número de camas, pacientes dados de alta sin que les hubiesen realizado las pruebas necesarias, menos personal médico y de enfermería, contratos precarios en el sector, menos consultas, menos intervenciones quirúrgicas y un importante aumento del número de pacientes en lista de espera. En resumen reducción de gastos como consecuencia de la reducción de personal y de la actividad asistencial.

A todo lo anterior hay que sumarle la total y absoluta falta de transparencia de las fundaciones y recordar que la titular de la Conselleria de Sanidade, Pilar Farjas, califica de “casposa” la defensa de la sanidad pública.

En Galicia y sólo desde el pasado verano se produjo una reducción del 20% de la actividad asistencial al tiempo que las listas de espera continuaron aumentado de forma ostensible a la par que aumentó el fomento de la concertación con centros privados; la intención clara del gobierno de Feijóo, desafortunadamente llevada a la práctica, pasaba por la reducción del número de camas disponibles para proceder al desvío de los pacientes a hospitales privados. No olvidemos que Feijóo, en su etapa como vicepresidente del último mandato de Fraga, hacía gala de lo que él consideraba su “medida milagro” para fomentar el ahorro público: la reducción del gasto sanitario. Reducción que se traduce en “incentivos” a los centros sanitarios más "rentables", “penalizaciones” a los que no lo son; “carta blanca” para que los centros puedan prescindir de los pacientes más costosos, como pueden ser los enfermos crónicos o los que necesiten tratamientos de elevado coste…

Entre las “curiosidades” del presidente autonómico y sus conselleiros podemos destacar que antes de su vuelta al feudo de San Caetano afirmaban a viva voz que la inversión sanitaria “no llegaba”, sin embargo “inexplicablemente” desde su llegada al poder la reducción de la inversión sanitaria ronda los 30 millones de euros.

Hace tan solo tres meses, Manuel Vázquez, secretario general del PSdeG-PSOE, alertó del elevado riesgo, como consecuencia directa del modelo defendido y puesto en práctica por el gobierno de Feijóo, del más que probable colapso sanitario de la comunidad gallega; una situación propiciada por el 11% de pacientes que aumentan cada tres meses las listas de espera, 300.000 en el mes de septiembre, y también por el cierre de quirófanos por las tardes. Alertó Vázquez sobre el desmantelamiento de diversas unidades en diferentes centros sanitarios gallegos que se llevan a cabo desde el desembarco de Feijóo y su troupe en la sede del gobierno gallego.

Si el CHUAC (Complejo Hospitalario Universitario A Coruña) no está en colapso sanitario se acerca mucho a lo que podría definirse como tal; la situación que allí se está viviendo, sobre todo en el Servicio de Urgencias, es caótica: no hay camas, el deterioro de la calidad asistencial es evidente, no hay personal suficiente y los trabajadores están desbordados por la situación…

Como ejemplo de lo que está ocurriendo en este hospital una breve referencia de dos situaciones ocurridas estos últimos días, dos casos que sirven como ejemplo de los que se repiten a diario en este hospital:

- La “desaparición” durante horas de una mujer de edad avanzada que tiene la cadera rota y de la que nadie sabía dar razón excepto decir “nos consta que está en Observación de Urgencias…” sin embargo la constancia tardó horas en hacerse palpable y la hija de esta mujer pudo localizarla.

- Un hombre, aquejado de una grave cardiopatía, ingresa en Urgencias trasladado por una unidad del 061 que alerta de que ha sufrido en las últimas horas varias anginas de pecho; la facultativa de guardia que le atiende además de la pésima educación de la que hace gala tarda más de 8 horas en facilitar información médica y lo hace después de que sus familiares reclamen repetidamente dicha información; como el paciente en cuestión tiene un elevado riesgo de sufrir un infarto tendrá que permanecer hospitalizado pero… no hay camas… El paciente, a pesar del riesgo de infarto, permanece más de 12 horas en ¡un sillón! “hacinado” junto a decenas de “compañeros de fatigas” hasta que después de varias reclamaciones, “afortunado él”, se le traslada a un reducido “habitáculo” del Servicio de Urgencias en él que hay 3 camas habilitadas en un espacio del todo insuficiente, permaneciendo en ese lugar un total de 20 horas. Durante ese tiempo el lugar no se limpia, el servicio carece de papel higiénico, los desperdicios de la papelera del cuarto de baño rebosan los límites de la misma… A pesar de la evidente falta de higiene lo más grave es que la cama carecía de timbre para avisar en caso de necesidad. Durante la madrugada el paciente sufrió una nueva angina de pecho y no pudo solicitar ayuda hasta que por fortuna alguien entró a buscar material sanitario…

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